29 de febrero de 2012

Capítulo 3

        El banco es incómodo. Miro a lo alto y veo las copas de los árboles mecerse de un lado a otro, como ese soldado de película que, malherido, abandona la lucha mirando al cielo y la vida en el movimiento de las nubes. El banco es incómodo, pero es un asiento justo a un día extraño. No puedo exigir más. La brisa tiene un sonido melancólico, más de lo normal. Una charla con un final malo, esperado pero malo, hace que todo se vea de una forma distinta, pero hay algo más en el ambiente que me entristece. No sé qué es. No entiendo por qué escribo esto, siquiera. Es tan profundo, y al mismo tiempo tan poco mío. Es como si el simple acto de escribir causara un dolor irrefrenable en mi memoria, y no entiendo por qué. No entiendo la razón de un sufrimiento que no conozco. Este banco, estas nubes, estos papeles en el suelo, me hacen recordar fragmentos inconexos que no he vivido. Nunca antes había estado en esta zona del pueblo, y sin embargo, llegué a ella como empujado por una fuerza que insistía en que mi lugar estaba aquí. El olor a sal es penetrante, pero suave. La luz del sol poco a poco pierde vida. El azul del día se vuelve más marino. No entiendo por qué sigo aquí, ni entiendo por qué siento que debo quedarme.


*     *     *


—Joder, la gente no hace más que tirar basura al mar.
—¿Has pescado una bota o qué?
—¡Qué voy a pescar una bota! Pero ahí hay una libreta flotando. A ver si consigo cogerla...

No les quito ojo. Esa libreta estaba en el mar, abandonada. Nunca se abandona una libreta, ¡nunca! No les quito ojo, y menos a esa pieza de papel cosido que había perdido al dueño, y tanto me atrae.

"Carlota". Esta libreta es de una tal Carlota. Es lo único escrito en ella, "Carlota", y en una de las páginas centrales, "no sé escribir" se repite una y otra vez, de forma obsesiva una y otra vez. ¿Acaso es importante si sabes escribir o no? Eso no importa. La libreta es una confidente, una amiga. Lo que guarde entre la piel negra bien puede ser basura. Nadie necesita obras maestras, nadie necesita textos coherentes, siquiera. Nadie tiene por qué leer sus páginas, íntimas. La libreta es una forma palpable de la locura del dueño. No tiene que ser más que eso. Entonces, ¿por qué tirarla?

—Tal vez para deshacerme de esa parte visible de mi locura. No deberías hablar cosas así a estas horas, al menos no en esta zona. Y menos aún deberías tener esa libreta en tus manos.
—Unos pescadores la encontraron flotando y la sacaron.
—Podías haberla tirado.
—De eso se ocuparon los pescadores.
—Podías haberla dejado donde quiera que la tiraran los pescadores.
—También podía haberme quedado en mi casa, y por alguna razón vine hasta aquí sin saber por qué, sin saber qué hago.
—El mar es purificador, ¿sabes? Tal vez quieras deshacerte de tu locura.
—No.
—De un fragmento, quizás. La libreta es solo un reflejo. No puedes mirar a un fantasma, pero sí a una persona. No puedes matar tormentos abstractos, pero sí palabras. ¿Estás aquí para librarte de algún tormento?
—No.
—Yo vine hace semanas a deshacerme de lo que me hacía daño, de todos esos pensamientos que no me dejaban soñar. Tal vez este mar sea un cementerio de locura. ¿Dices que no sabes qué haces aquí? Haces lo mismo que los demás... peleas con tu memoria para poder desprenderte de una parte de ella.
—No, no quiero desprenderme de mis tormentos.
—Venga, entonces dime... ¿qué haces aquí?



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16 de febrero de 2012

Trazos Viajeros

Trazos Viajeros es el nuevo proyecto del Colectivo de Ilustradores Canarios. Un proyecto interactivo en el que cada persona puede aportar su grano de arena. Partimos de 10 ejemplares iguales en los que todo está montado, en el que hay textos... pero faltan las ilustraciones. Cada persona que tenga el libro en sus manos, si lo desea, puede ilustrar alguno de los textos sobre el mismo ejemplar. ¿El resultado? 10 ejemplares totalmente distintos, pero en base, iguales. 10 visiones distintas de una serie de historias.

Aquí está mi aportación al ejemplar 9/10.

El texto pertenece a Raúl Sanchez Quiles.




Estad atentos.. tal vez un Trazos Viajeros os encuentre.