18 de septiembre de 2010

Testigos de Jehová... que cansinos...

     El otro día, mientras esperaba la guagua en El Puerto, muriendo poco a poco por dentro (cuatro años y pico cogiendo cuatro guaguas diarias), dos señoras mayores ("señora mayor" es un piropo para una de ellas) se me presentan dándome un folleto, en el que se predica un maravilloso nuevo mundo. Con esto, he descubierto que escuchar música y hacerte el sordo cuando te hablan ya no es suficiente, porque las ignoré como un minuto, y una de las doñas con su sonrisa de lado a lado, mirándome y poniéndome el folleto en mis narices, insistente. El folleto tiene en la portada una hermosa ilustración digna de "Las mujercitas", en las que una madre y su hija (muy felices, claro) acarician un oso en medio de un jardín, donde hay algunas personas más. Si las dos sobrevivieron a un acto tan temerario es una incógnita. Debí preguntárselo a las doñas. A la izquierda hay un niño con un cesto de manzanas partiéndose el ojal. Una pareja negra, la mujer vestida de forma muy étnica (viva la religión y su racismo encubierto), y al fondo, un padre sujetando a su niña muy pequeña que acaricia a un pedazo de león con patos a su lado.
     Y claro, mientras veo "eso", las doñas me dicen: "Estamos repartiendo este papel en el que se explica un mundo idílico (¿cuantos mayores de 60 años usan la palabra "idílico"?), de felicidad, al que iremos todas las personas buenas. Nos basamos en el antiguo testamento. Este mundo es un mundo real (mal vamos), porque está este en el que vivimos, el cielo, y aparte, este mundo ideal. ¿Verdad que te gustaría poder ir?". Pensé que me iba a decir: "pues te jodes, porque tú no vas", pero no, pretendía que le dijera que sí. Y no pude evitar mirar otra vez la ilustración y decirle "No, no... no quiero ir". Al menos tendrían que quitar al niño con cara de idiota con el cesto de manzanas, porque es enserio, da mal rollo.
Seis minutos después, mientras me explicaban toda esa mierda, empezaron a hacerme una especie de entrevista, con perlas como "tú crees, ¿no?", "¿no te gustaría que Dios te quisiera? (¡BUM!)" y preguntas así, y para evitar descojonarme delante de ellas, música a toda leche y asentir con la cabeza, para que se quedaran contentas. Se despiden, me sonríen, y esperaron otro minuto a que me despidiera yo también. Vale que esta gente es cansina por naturaleza pero, si vienen a estorbarme, me saludan y no contesto, se despiden y no contesto, que se larguen. Tontas sí, pero joder...
Dentro del folleto, hay auténticas joyas. Frases como "Las duras realidades de hoy son: guerra, delito, hambre, enfermedad, ENVEJECIMIENTO (ahora entiendo por qué las doñas creían en esto)", "el Reino de Dios hasta restaurará las relaciones pacificas ... entre los animales y los seres humanos (¡ah! por eso la niña loca acaricia a un oso con cara de mala leche en la ilustración), y se remata al final con un "A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas se han tomado del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras". Es decir, que igual el tipo que escribió todo esto se inventó las citas... total, hasta que se demuestre lo contrario, son reales. Genial.


     Me es indiferente si le molesta a alguien, pero me hace mucha gracia toda esa porquería. Me hace gracia la cara que tiene esta gente, una mezcla de felicidad e incultura, junto a una especie de ignorancia infantil. Me hace gracia que vayan por la calle vendiéndole sus chorradas a los demás, aunque los demás los ignoren... no les importa. Tienen el ego tan crecido que se niegan a creer que no te interese su textito mal impreso. Y sobre todo, me hace gracia lo cabrones que son. En la estación del puerto había mucha gente, y donde estaba yo, otras cuatro personas. Y el papel me lo dan a mí. ¿Soy malpensado, o me dieron el papel por ser el discapacitado del lugar? No, no soy malpensado. Son una panda de bastardos que se aprovechan de la gente débil (a priori), a los que pueden manipular, para tener mucha gente en su basura autodestructiva y sombría. Predican en aquellos que más desearían que Dios existiera y les regalara ese paraíso mágico, o sobre todo, les curara. Pues conmigo van listos, porque no tengo la autoestima tan baja ni soy tan patético como para despreciarme hasta el punto de creerme cualquier promesa de mejora, sea en lo que sea. Hay gente que si les dices que al chuparte el pie se curan lo hacen sin pensarlo, pero yo no soy tan patético.
Que bonito sería que leyeran esto y dejaran de darme por culo por la calle, que además de una molestia, es un gasto innecesario de papel, de texto... y adoro demasiado la palabra como para verla usada de una forma tan vil y quedarme tranquilo.


     En fin... ¿a alguien más le molestan o es que soy muy susceptible?