21 de marzo de 2013

El asfalto es blando y...

El asfalto es blando y los pies que lo pisan muy duros. Pisan despacio y con firmeza. Nunca han pasado por encima de nadie. Han dudado, han titubeado muy a menudo, sí, pero siempre han vuelto al mismo camino. La mano que está tras todo lo que esta marca alberga nunca ha necesitado que le limpien el culo a lametones. Nunca ha necesitado sentirse el centro de nada... no ha fundamentado sus días en ser lo más importante en las vidas de los demás, porque considera que eso solo lo necesitan las putas para ganar dinero o las personas patéticas para no ahogarse en sus lágrimas. Por tanto, no necesita máscaras que engañen a todos. Siempre ha estado a un lado, atrás, y escondida. Siempre ha sido un caballero invisible que presta su mano a todo el que la necesite para recibir como pago la espalda de la persona ayudada, la indiferencia o el más vacío de los silencios. Ha aprendido que cuando ayudas porque consideras que es lo más adecuado, lo más noble... porque te lo pide el corazón, nunca recibes un agradecimiento, una mirada cordial o una simple sonrisa. Cuando das nunca recibes nada... y cuando quitas, posiblemente estés colmado de todo lo imaginable. Ha aprendido que no existe justicia alguna, y que es tan estúpida que a pesar de todo, seguirá ayudando a quien la necesite.
Esta mano trabaja diariamente para poder seguir llegando al horizonte y ver el nuevo que se abre a partir de ahí. Siempre ha trabajado sola, o ha contado con muy pocos apoyos, la mitad de los cuales han pasado por encima de ella, esforzándose especialmente en dejarla malherida y maltrecha. Tiene una serie de referentes que guían su energía, pero nunca sus movimientos. No ha necesitado imitar burdamente a aquellos a los que admira, y por supuesto, nunca ha fundamentado su trayectoria profesional en apropiarse de una forma de trabajar que le es ajena. No tiene personalidad gráfica, es cierto, pero la busca... y mientras busca y busca, evita timar a quienes la rodean, a quienes necesitan de sus servicios. Nunca cree que ha llegado a una meta a la que no ha llegado. Es consciente de dónde está, de cuál es el entorno en el que se encuentra, y lo respeta, porque es un lugar más en el camino que recorre; es su hogar de paso, y por volátil y estéril que sea, dejará una huella. Porque sea como sea, es parte de ella, y sentará sus bases... formará parte de su vida.
Esta mano nunca se ha modificado en función de su entorno. No es un animal que evoluciona adaptándose a los cambios del medio. Es una persona madura capaz de modificar el medio a sus necesidades. Pelea por eso. Y como pelea por eso, se encuentra con muchas piedras y pocos caminos llanos. No se encuentra con la ayuda de todos aquellos que se adaptan a su entorno, y que por desgracia, son muchos. No se convierte en Mignola junto a Mignola, ni en Templesmith junto a Templesmith. Desprecia a los que son como esponjas. Como he dicho, no tiene personalidad gráfica, pero a diferencia de esas esponjas, lo reconoce, y lucha por un estilo que la defina.
Esta mano no tiene unos amigos que le den el pan masticado (solo cuenta en su haber con una excepción a esto, y lo reconoce sin problemas... y es que todo desierto cuenta al menos con un oásis) No tiene una pareja que le consiga lo que por si misma no puede lograr. No tiene coleguitas que le den una falsa sensación de estrellato. Esta mano consigue lo que hace por méritos propios. Tiene un trabajo por cada diez de esas esponjas, pero al menos ese trabajo lo ha logrado sola, y no se lo ha dado un familiar, una pareja, un amigo, o un cretino que se ha dejado embaucar por una máscara y una sonrisa. Esta mano sonríe, pero siempre cuando debe sonreír. Nunca, NUNCA, para lograr algo. Sus sonrisas son gratuitas, y no interesadas.

El asfalto es blando y los pies que lo pisan son duros. Es posible que por eso sea blando... porque la firmeza de los pasos anulan toda fortaleza ajena al espíritu que tras todo esto se encuentra. Esta mano que escribe, que dibuja, camina despacio por el camino que considera justo y noble; por el buen camino. Tropieza a menudo con los obstáculos que otros le ponen, más preocupados en que esta no llegue a su meta que en el camino que ellos recorren. Esta mano nunca llegará a su meta, porque sabe que las metas nunca se alcanzan; siempre se distancian, se alejan cuando te acercas, pues si no dejarías de caminar, te sentarías y morirías pronto. Esta mano caminará siempre con firmeza, con seguridad, con nobleza. Esta mano no es una puta... y sabe que eso la hará ver como los demás llegan más lejos que ella. Pero también sabe que eso no importa... lo que importa es ser fiel a si misma. Lo que importa es poder caminar con la cabeza alta, sin remordimientos, y sin ver en el espejo un reflejo que no es ella.