27 de marzo de 2011

Alcoholes de Apollinaire (II)

El proyecto sigue y sigue. Los textos de Guillaume Apollinaire me hacen volar de tal forma que, si no estoy dibujando, estoy componiendo mentalmente, dejando garabatos a lápiz sobre la mesa, en papeles pequeños que pierdo entre mis libros. Me va a resultar difícil acabar este trabajo, desentenderme, llegar al momento en que no tengo más que hacer con tan sanos Alcoholes. Pero para eso aun queda bastante, y aquí dejo cuatro ilustraciones más.


(fragmento de PALACIO)

El estigma sanguinolento
De las manos contra los vidrios
Qué arquero lo ha atravesado
Malherido por el poniente



(fragmento de EL PUENTE MIRABEAU)

Por debajo del puente Mirabeau fluye el Sena
Y nuestro amor
Acaso él debe recordármelo
La dicha sucedía siempre a la tristeza

Cae la noche suena la hora
Se van los días yo me quedo



(fragmento de OTOÑO)

Y yéndose a lo lejos el campesino entona
Una canción de amor y de infidelidades
Que habla de un anillo y de un corazón roto

¡Oh! El otoño el otoño ha matado el verano
En la niebla se pierden dos siluetas grises



(fragmento de CREPÚSCULO)

Rozada por la sombra de los muertos
Sobre la hierba en donde se extenúa
El día la arlequina está desnuda
Y en el lago contempla su reflejo


En breve una nueva ronda de ilustraciones...

13 de marzo de 2011

Alcoholes de Apollinaire (I)

Se acaba el curso, y todos los trabajos van cerrándose, poco a poco. Este año para la asignatura de Proyectos (II), y como colofón de la carrera, qué menos que ilustrar poesía. Además, escribirla e ilustrarla son mi ocupación este año a tiempo completo (o casi). Y para el final de un periodo como el universitario, nada mejor que trabajar con los exquisitos textos de Guillaume Apollinaire recogidos en el poemario "Alcoholes".
Aquí las cuatro primeras:


(fragmento de LA HOGUERA)

He arrojado al noble fuego
Que llevo conmigo y adoro
Manos vivas y aún más fuego
Mi Pasado cabezas muertas
Oh llama cumplo tus deseos



(EL ADIÓS)

Cogí esta brizna de brezo
El otoño ha muerto recuérdalo
Jamás volveremos a vernos
Brizna de brezo olor del tiempo
Y recuerda que yo te espero



(fragmento de RENANA DE OTOÑO)

Los niños y las ancianas
Encienden velas y cirios
Sobre cada tumba católica
Los velos de las viejas
Las nubes del cielo
Son como barbas de chivas



(fragmento de LOS ESPONSALES)

Las farolas de gas orinaban su llama bajo el claro de luna


En breve más.

4 de marzo de 2011

Cien mares de intolerancia (finalizado)

Hace relativamente poco puse miel en labios ajenos, puse los primeros versos y primeras imágenes de un proyecto que me ha ocupado el verano, la navidad y todo enero. Y por fin está acabado. Es tan satisfactoria la sensación de acabar un proyecto, de trabajar con otra persona y ver la cara de ésta al tener el producto impreso delante. Da gusto el olor que desprenden las páginas, el brillo. Ocupa mucho tiempo, pero acabar un proyecto es un gustazo, y he aquí el resultado:



CIEN MARES DE INTOLERANCIA

Oro y bronce sobre sobre el cielo,
la luna menguante y ámbar
derrama frío y destellos
sobre casas y ventanas.

Calle abajo danza el viento...
... el asfalto llora y canta...


Trece corazones rotos
alzan barras y navajas
tan frías como el acero
que corta sus manos blancas

y sus cráneos en la noche
relucen como la plata...


Por el asfalto mojado
que las barras envenenan
corre bajando la calle
un joven de tez morena.

Con los ojos azabache
... con los labios de canela...


Oro y bronce sobre el cielo,
la luna mira asustada.
Sobre un arco iris negro
lloran ángeles de escarcha.

Lágrimas en sus ojos...
... y color nieve sus alas.


El viento acaricia iluso
cien mares de intolerancia.
El joven llega sin rumbo
dando gritos a la plaza

que tiene baldosas grises
ausentes, de piedra helada.
Tristes sus rosas y lirios,
tristes sus nardos y dalias.

Sobre el arco iris negro
angelitos blancos cantan...

Desde sus labios canela
su voz pide por su alma
... y se encendieron las luces
de las casas y ventanas...

Sobre el arco iris negro
ya los ángeles no cantan...

Oro y bronce sobre el cielo
la luna menguante y ámbar,
trescientos golpes de acero
que empuñaron manos blancas.

Trescientos ríos de vida
que pintan la fría plaza.


Suben tranquilos la calle
con sus barras y navajas,
tras ellos dejan baldosas
cubiertas de sangre helada

tan roja como la suya
y oscura como sus almas.



En la plaza yace un joven
entre cien dalias dormidas
y hay un coro de angelitos
color nieve que lo miran.


Se lo llevan hacia el cielo
y entre cantos y poesía,
derraman lirios azules
sobre todas sus heridas...


Gracias Ale :)